
El 25 de febrero de 2025, Chile sufrió el peor apagón en 15 años, afectando a más del 90% de la población y causando interrupciones en servicios críticos e industrias en todo el país.
La falla se originó en una línea de transmisión de alta tensión operada por ISA Interchile, filial de la empresa estatal colombiana ISA. Un mal funcionamiento en los sistemas de protección electrónica y de software provocó la desconexión de una línea de 500 kV entre Vallenar y Coquimbo, desencadenando una reacción en cadena que dejó sin electricidad a 14 de las 16 regiones del país.
El corte de energía afectó hospitales, aeropuertos y sistemas de transporte, generando problemas en las principales ciudades del país.
Miles de personas tuvieron que evacuar el metro de Santiago, mientras que semáforos apagados causaron congestión vehicular en las principales avenidas. Varios centros comerciales tuvieron que suspender sus operaciones, afectando la actividad económica. Incluso el Festival de Viña del Mar, el evento musical más importante del país, sufrió interrupciones, obligando a suspender una de sus jornadas. Por último, el apagón impactó gravemente la industria minera, fundamental para la economía chilena. Empresas como Codelco y BHP vieron interrumpidas sus operaciones en yacimientos clave, afectando la producción de cobre.
En respuesta a la crisis, el presidente Gabriel Boric declaró estado de emergencia y estableció un toque de queda nocturno desde las 22:00 horas del 25 de febrero hasta las 6:00 del día siguiente. También se inició una investigación para determinar responsabilidades en la gestión de la red eléctrica.
Este evento ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer la infraestructura energética y fomentar el uso de energías renovables como alternativa ante este tipo de crisis. Empresas como Metcam ofrecen soluciones en eficiencia energética, incluyendo la venta de paneles solares, que permiten a hogares y negocios reducir su dependencia de la red eléctrica y garantizar suministro en emergencias. Invertir en energías limpias no solo contribuye a la sostenibilidad, sino que también brinda autonomía energética en situaciones críticas.
Aunque el servicio se ha restablecido en la mayor parte del país, persisten dudas sobre la resiliencia y seguridad de la infraestructura energética. Expertos advierten sobre la necesidad de modernizar el sistema eléctrico para evitar futuras crisis similares.